lunes, 7 de enero de 2013

Un recuerdo de mi Infancia...

Ufff ese titulo me hace sentir como de muuchos años.

El caso es que, ayer, en el grupo de jovenes de mi Iglesia (que Miriam Amelia Badía Vazquez dijo que iba a ir y no fue), me hizo recordar algo.

Estaba yo en 7mo de basica, en clase de Sociales, con la 2da profesora mas temida del colegio (hace poco me enteré que todavía sigue dando clases y sigue usando los mismos boches que antes). Ella nos habia pedido que estudiaramos algo de Balaguer para exponerlo al otro día. Como era de esperarse, a mi se me olvidó estudiar.

Llego la profesora al curso y entra con una super cara, que nos hizo callar desde que entró, recoger todos los libros, y poner la misma cara de suspenso...

-Numero 4, comience a hablar.

Y asi se paro el 4, con una cara de miedo...

-Comience... - ordenó la profesora.

Las palabras no le salían. Yo no puedo decir si fue que no estudió o si fue el miedo que no lo dejó hablar. Después de dos vict estudiantes más, comenzaron a hablar. Cada uno iba diciendo lo que sabía sobre este persona ilustre de la historia dominicana. El problema de exámenes como estos es que los primeros, si estudiaron, tienen ventaja sobre los demás, esto porque pueden hablar mucho con toda libertad y el resto, aunque hayan estudiado, parecerá que están repitiendo lo que el primero dijo.

El caso es que números pasan y las probabilidades de que me llamen aumentan. En el transcurso del sorteo, yo iba tomando nota de los comentarios de mis compañeros y tratando de recordar las observaciones que hacía la profesora. Yo recuerdo que intenté poner todos los hechos en orden cronológico para que parezca que había estudiado. Hasta que llego mi número...

Lentamente me paré de mi asiento, me arreglé la camisa y justo cuando me preparaba para hablar... Sonó el timbre para recreo.

Está de más decir que el individuo que escribe estas líneas fue el primero en salir del aula y no necesariamente para llegar rápido a la cafetería. Lo triste fue que no me libré del examen completamente. A la siguiente clase la profesora comenzó a preguntarme sobre Balaguer, and guess what: tampoco estudié para eso. 

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